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"De Macabi Somos"

jueves, 1 de agosto de 2013

Un sacerdote brasileño excomulgado por defender a los gays acude a la justicia civil

Animado por las palabras del papa, Roberto Francisco Daniel denuncia a la diócesis que lo expulsó en abril por sus ideas sobre los derechos de los homosexuales

  • El papa: “¿Quién soy yo para juzgar a los gais?”
  • Francisco confiesa a un joven en el parque de Quinta Da Boa Vista (Río de Janeiro) el pasado 26 de julio. / OSSERVATORE ROMANO / HANDOUT (EFE)
    Estimulado por la afirmación del papa Francisco en favor de los gais, el sacerdote brasileño, Roberto Francisco Daniel, excomulgado por el obispo de la diócesis de Bauru (Estado de São Paulo) por haber defendido públicamente a los gais y criticado la postura de la Iglesia al respecto, ha decidido acudir a la justicia.
    Autor del libro Verdades prohibidas, que acaba de salir en Brasil, el sacerdote de 48 años ha puesto un recurso a la justicia civil contra la excomunión que le obligó a dejar el ejercicio sacerdotal el pasado mes de abril.
    “Me trataron como a un adolescente. Fui expuesto públicamente. No me dieron ni el derecho a la defensa”, afirma el sacerdote al diario Folha de São Paulo, y señala que su denuncia no es contra la Iglesia Católica sino contra la diócesis que lo excomulgó por sus ideas sobre los gais en la comunidad cristiana.
    Por su parte, los responsables por su excomunión afirman que el sacerdote negó lo que había prometido en su ordenación: "fidelidad al magisterio de la Iglesia y obediencia a sus legítimos superiores”, palabras que reflejan el viejo lenguaje inquisitorial eclesiástico.
    Por su parte, el sacerdote no había querido retractarse de sus afirmaciones en defensa de los homosexuales. Ahora coloca a sus superiores de entonces frente a la reciente afirmación del papa Francisco: ”Si una persona es gay y busca a Dios, ¿quién soy yo para juzgarla?”, que confirmarían lo que él defendía cuando fue excomulgado y por lo que fue alejado de su parroquia.
    “Quiero ahora denunciar que ninguna institución, ni siquiera la Iglesia, debe tratar a una persona como me trataron a mi”, afirma.
    Según los acuerdos entre el Vaticano y el gobierno de Brasil, la Iglesia está obligada a acatar las leyes del país. Por ello, si la justicia diera razón al sacerdote contra la diócesis se plantearía la espinosa cuestión de si deberá o no el obispo levantar la excomunión que pesa sobre el sacerdote.
    Es posible, sin embargo, que ante las palabras del papa Francisco que defiende la libertad de recibir los sacramentos a los gais, sea el obispo mismo quién se plantee la readmisión y quite la excomunión infligida a su sacerdote rebelde.
    Son tiempos nuevos para la Iglesia tradicional, que necesitará ir asimilando la novedad franciscana y libertadora del nuevo obispo de Roma.

Latinoamericanos en las grandes guerras

La preferencia de los países del continente por la neutralidad no ha impedido la participación de soldados americanos en los grandes conflictos

Soldado brasileño en el frente italiano de la Segunda Guerra Mundial. / IEEMAGE
La participación colombiana en la Guerra de Corea, uno de los episodios en los que la Guerra Fría entró en calor, es una excepción. Históricamente, los países latinoamericanos han preferido la neutralidad en los grandes conflictos internacionales, y se han limitado a participar en misiones de paz bajo la bandera de Naciones Unidas.
Hasta 1917, la participación de los países de América Latina en las guerras europeas se había limitado a vender suministros —en su inmensa mayoría, materias primas— a los países en conflicto. La primera conflagración internacional en la que un país de América Latina decidió intervenir directamente fue la Primera Guerra Mundial. Tras la entrada de Estados Unidos en el conflicto, en 1917, varios países de la región, entre los que estaban Cuba, Panamá, Bolivia y Uruguay, declararon la guerra a Alemania, aunque únicamente Brasil llegó a enviar tropas —que solo llegaron a Europa con el armisticio ya declarado—.
Fue en la Segunda Guerra Mundial donde la intervención de los países latinoamericanos cobró más importancia. Durante los dos primeros años del conflicto, de 1939 a 1941, la política del buen vecino impulsada por el entonces presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, abogaría por la neutralidad de los países del continente americano y la solidaridad en caso de ataque por parte de los beligerantes. Tras el bombardeo de Pearl Harbor, en diciembre de 1941, nueve países latinoamericanos declararon la guerra al Eje formado por Alemania, Italia y Japón.
México se unió a los aliados en 1942, tras el hundimiento de varios petroleros mexicanos frente a las costas de EE UU. El Gobierno presidido por Manuel Ávila Camacho ordenó la creación de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana (FAEM), que combatió en los cielos de Filipinas durante los primeros meses de 1945. De los 30 pilotos del Escuadrón 201, tres murieron en combate y otros tres en accidentes aéreos.
México también contribuyó a la defensa costera frente a posibles ataques del Eje. Otros países también centraron sus esfuerzos de guerra en la defensa de sus aguas territoriales. La marina cubana, por ejemplo, hundió un submarino alemán, el U-176, en mayo de 1943.
Pero el país latinoamericano que contribuyó de forma más destacada al esfuerzo de guerra sería otra vez Brasil, tras su declaración de guerra al Eje en 1942. Además de permitir la construcción de bases aéreas en su territorio —que serían importantes durante la operación Antorcha, la invasión aliada del norte de África— el país sudamericano envió a Europa a la Fuerza Expedicionaria Brasileña, con algo más de 25.000 miembros, que con el general Mascarenhas de Moraes a la cabeza lucharía en Italia entre 1944 y 1945. Más de 400 brasileños cayeron en combate.

Sangre colombiana allá en Corea

El país sudamericano rinde homenaje a sus soldados que combatieron en la península coreana entre 1950 y 1953, la primera contienda de la Guerra Fría

Soldados colombianos reciben raciones en Old Baldy. / GEORGE SWEERS (AP)
La guerra de Corea podría ser una historia lejana para Colombia. Pocos recuerdan que en 1950, el país andino fue uno de los dos de América Latina —junto con Puerto Rico, Estado libre asociado a EE UU— que respondió al llamamiento de Naciones Unidas para defender Corea del Sur de la invasión de su vecino del norte. El conflicto, de cuyo armisticio se cumplen hoy 60 años, causó cerca de tres millones de muertos y aún no ha terminado oficialmente. Por eso sorprendió ver a un grupo de 79 colombianos, veteranos de la guerra de Corea, desfilar por sorpresa en la parada militar del 20 de julio, día de la independencia. Allí estaba Pedro Hernando Vergara, de 81 años, que recuerda como si hubiera sido ayer el día que atravesó el Atlántico con 19 años para llegar a un país que ni siquiera sabía que existía.
Es la primera vez —según sus propias cuentas— que los olvidados soldados colombianos que participaron en esa guerra fueron invitados al desfile. La invitación llegó del general Alejandro Navas, comandante de las Fuerzas Armadas, para rendirles homenaje y entregarles un diploma de honor. Acudieron 79 de los 700 veteranos que siguen vivos, los que viven en Bogotá.
“Nos dieron una corbata roja y un gorro verde”, cuenta Vergara, que es el secretario general de la Asociación Colombiana de los Veteranos de Guerra de Corea (Ascove), una organización que tiene su sede principal en la capital desde 1958. Y así, siguiendo el más estricto régimen militar, el grupo de veteranos primero acudió a dos ensayos y luego apareció encabezando el desfile del 20 de julio, mientras cientos de aeronaves pasaban revista aérea por el cielo bogotano y más de 12.000 uniformados los seguían.
La guerra de Corea (1950-1953) fue la primera confrontación armada en lo que se conoció como la Guerra Fría. El apoyo del gobierno colombiano a Corea del Sur se formalizó en agosto de 1950, cuando el entonces recién posesionado presidente de Colombia, el conservador Laureano Gómez, envió a 4.314 hombres, que integraban tres fragatas y un batallón de infantería.
Los jóvenes soldados viajarían para ganar en dólares el equivalente a los 15 pesos colombianos que ganaban mensualmente. Y así lo hicieron por tres años. “Eso fue tremendo. Uno tan joven y sin experiencia, porque el ejército colombiano nunca había participado en una guerra, para llegar a enfrentarse al constante fuego enemigo”, recuerda Vergara.
Al momento de firmarse el armisticio entre las dos Coreas, el Batallón Colombia había registrado 163 muertos y 448 heridos. A 17 de ellos el gobierno de Estados Unidos les concedió la Estrella de Plata, que es la cuarta más importante que entregan las Fuerzas Armadas de ese país a soldados por sus acciones frente al enemigo.
Pedro Vergara tuvo la suerte de regresar. Fue herido en las piernas por las esquirlas de una granada de mortero, en uno de los combates que se dieron en Old Boldy, un famoso cerro que los veteranos llaman Viejo Calvo y que fue considerado uno de los sectores más difíciles del frente de batalla. “Me condecoraron por haber ayudado a unos extranjeros heridos y luego de salir del hospital me ascendieron a cabo segundo”, cuenta Vergara.
De regreso a Colombia fueron recibidos como héroes, pero el olvido llegó muy pronto. Unos ascendieron dentro del Ejército y otros fueron contratados por empresas reconocidas. Pero una buena mayoría terminó sin trabajo, algunos con graves problemas psicológicos por las secuelas de la guerra y otros tantos en la miseria.
Uno de los combatientes más recordados fue Héctor Rivas, quien aprovechó su celebridad para convertirse en actor y ganó popularidad en la década de los ochentas por encarnar el papel de un alcalde comunista que se enfrentaba a un cura progresista en un pueblo del país. Rivas murió en junio de 2010 y fue despedido por sus compañeros de filas con un pasillo de honor.
“Pero el olvido ha sido una constante”, dice Vergara. Solo 40 años después de haber regresado de la guerra, en 2001 el Congreso aprobó una ley con la que les reconoció una pensión de dos salarios mínimos, equivalente a cerca de 500 euros, pero solo para los veteranos que estuvieran en la indigencia, algo que les molestó enormemente. Ahora, a pesar de los años, continúan luchando para que se apruebe un proyecto de ley que les reconozca, a todos, ese beneficio.

Escándalo en Marruecos por el indulto real a un pederasta español

D.G.V. fue condenado a 30 años de cárcel por abusar de una docena de niños de hasta 3 años

La sociedad civil convoca una manifestación el viernes ante el Parlamento en Rabat


La sociedad civil marroquí rezuma indignación; las redes sociales rezuman indignación; la prensa rezuma indignación. El indulto real concedido, el martes, a un pederasta español condenado a treinta años de cárcel ha causado un enorme revuelo en Marruecos.
Desde la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) hastaTouche pas à mon enfant, una ONG de defensa de la infancia, pasando por el Movimiento 20 de Febrero, que protagonizó la tímida “primavera árabe” marroquí, han convocado mañana viernes una manifestación en Rabat, ante el Parlamento.
La gracia real a este pederasta es “una medida que favorece la impunidad”, declaró Ahmed el Haij, presidente de la AMDH, al diario digital marroquí Lakome. “El 30 de julio será uno de los días más crueles de nuestra historia porque ese día el Rey de Marruecos ha indultado a un pederasta que violó y filmó en varias ocasiones a once niños de nuestro país”, escribe el columnista Driss el Ghaib. Los abusos sobre menores constituyen un tema muy sensible en Marruecos cuyas autoridades hacen esfuerzos para erradicar el turismo sexual.
D.G.V, de 64 años, fue condenado en 2011 por el tribunal penal de Kenitra, al norte de Rabat, a 30 años de cárcel por abusos sexuales sobre once niños y niñas de entre 3 y 15 años. Debía además indemnizar a seis de sus víctimas, a las que había grabado en posiciones obscenas, con 4.800 euros cada una. El reo, profesor de universidad, se instaló en Kenitra en 2005 donde mantenía buenas relaciones con sus vecinos para cuyos hijos organizaba fiestas infantiles. “Se aprovechó se la precariedad de las familias”, señalaba la sentencia condenatoria. La detención y el veredicto tuvo tanto eco que la televisión Medi 1 le dedicó un reportaje de 50 minutos que emitió en hora de máxima audiencia.
Con motivo de la Fiesta del Trono, que conmemora su entronización, el rey Mohamed VI indultó, total o parcialmente, a 1.044 presos, 48 de ellos españoles. El palacio real emitió un comunicado explicando que durante su reciente visita a Rabat don Juan Carlos había pedido al monarca alauí que concediese “su gracia a 48 ciudadanos españoles condenados por diferentes tribunales del Reino”, casi todos por tráfico de droga. Al conocer, el martes, el indulto el Rey de España llamó al soberano marroquí para agradecerle “profundamente” su gesto, según informó la Casa del Rey.
“Contra una gracia real no se puede recurrir”, explica desolado, al teléfono, Hamid Krayri, abogado de algunas de las víctimas de Kenitra. “Los bienes del reo en Kenitra han sido incautados y están en venta”, añade. “Confiemos en que se consiga así suficiente dinero para indemnizar a los padres de sus pequeñas víctimas”, concluye.
Mohamed Benjedou, el letrado del pederasta, reconoció, por su parte, que el reo “se sorprendió” de estar entre los beneficiarios de la gracia real. D.G.V. acudió el miércoles al tribunal de Kenitra para recuperar su pasaporte, que le había sido incautado, y, al estar caducado, se presentó hoy en el Consulado de España en Rabat para solicitar un documento con el que cruzar la frontera española. El portavoz del Gobierno marroquí, Mustafa el Khalfi, y el ministro de Justicia, Mustafa Ramid, declararon esta tarde que D.G.V, había sido extraditado a España. El Gobierno español no había solicitado su extradición por lo que difícilmente pudo ser extraditado.
En la gestión que hizo a mediados de julio ante Mohamed VI, don Juan Carlos solo dio el nombre de un preso –Antonio García Vidriel, de 58 años, con problemas de salud- y no pidió el indulto sino su rápido traslado a España para que siguiera cumpliendo su condena, según fuentes diplomáticas españolas. El monarca se mostró además confiado, ante su anfitrión marroquí, en que éste fuese generoso con los presos españoles cuando, dos semanas más tarde, se celebrase la Fiesta del Trono.
La lista de los presos indultados ese día, entre ellos los 48 españoles, ha debido de ser elaborada, como suele ser habitual en Marruecos, por el Ministerio de Justicia, que dirige el islamista Mustafa Ramid, y la Administración penitenciaria, que depende del primer ministro, el islamista Abdelilá Benkiran. A la hora de ponerla a punto se tiene en cuenta la edad del preso, su buen comportamiento y los años que le faltan para acabar de cumplir su condena. D.G.V. tenía aun 28 años por delante. A continuación Mohamed VI suscribe la lista que le someten.
Catorce de los 48 reos españoles indultados no podrán salir de la cárcel hasta que hayan abonado la multa que han sido condenados a pagar a la aduana marroquí a menos que no puedan demostrar que son pobres de solemnidad y no poseen recursos

Polonia.

Polonia. Las sirenas de Varsovia sonaron a las 16.00 hora peninsular en recuerdo al comienzo del Alzamiento de Varsovia contra la ocupación nazi hace 69 años. El tráfico se paró en homenaje a los conciudadanos que lucharon contra el ejército alemán durante 63 días . Foto: AP
Foto del mensaje

El periodismo alternativo se populariza en Brasil al calor de las protestas

El colectivo NINJA consigue miles de seguidores, entrevistas exclusivas y la atención de los medios tradicionales

El entusiasmo popular por sus coberturas genera recelos entre activistas y periodistas


Manifestantes en las calles de Sao Paulo. / ANDRÉ PENNER (AP)
Durante una de las manifestaciones de São Paulo del pasado mes de junio el corresponsal de la cadena Globo en Nueva York, Jorge Pontual,lanzaba en su Twitter: “Si la batería del Ninja no se muere, yo no duermo esta noche”.El veterano periodista del medio más atacado durante las manifestaciones en Brasil se refería a uno de los integrantes del grupo Ninja que llevaba horas retransmitiendo la marcha desde su celular.
Los Ninja (Narrativas Independientes, Periodismo y Acción) son un colectivo de unas cien personas, con diferentes grados de implicación, que transmite en directo, sin cortes y sin edición las manifestaciones que se suceden hace más de un mes por todo el país. No son los primeros en cocinar activismo con periodismo, añadiéndole una dosis de denuncia ciudadana. Brasil tiene una red activa de grupos de media alternativos como RioNaRúa, Jornalismo BMoqueca Mídia o radiotube, pero este mes los Ninja han conseguido un protagonismo impensable para un grupo aún experimental. Hoy ya cuentan con más de 139.000 fans en Facebook y más de 13.000 en Twitter y algunas de sus retransmisiones las han seguido más de 100.000 personas.
En el mejor de los casos, los ninjas van a las manifestaciones con un carrito de la compra cargado de ordenadores, baterías, cámaras fotográficas y móviles.
“Hemos acabado siendo muy conocidos porque formamos parte de una red, porque estamos organizados, pero hemos sido uno más en ese contexto de periodismo ciudadano que ha surgido durante las protestas”, explica Bruno Torturra, ex director de la revista Trip y uno de los integrantes más volcados en el colectivo.
Pontual, así como otros muchos periodistas de medios tradicionales, activistas, directores de periódicos, estudiantes y ciudadanos de a pie han comenzado a acompañar el minuto a minuto de las acciones de este grupo que comenzó a asomar la cabeza hace casi dos años, pero que tuvo en marzo su primera referencia oficial. Entonces nadie había oído hablar de ellos. Ahora, son blanco de miles de tweets, de reflexiones dela defensora del lector de Folha, de las denuncias policiales, de la estrategia mediática de algunos políticos, de reportajes extranjeros, son los ídolos de muchos de los que claman en la calle por una información más libre.
En el mejor de los casos, los ninjas van a las manifestaciones con un carrito de la compra cargado de ordenadores, baterías, cámaras fotográficas y móviles. En el peor de los escenarios, cuando los enfrentamientos con la policía marcan la protesta como ocurre habitualmente en Río de Janeiro, el equipamiento se limita a un móvil de última generación que les permita grabar y retransmitir en directo a través de un software como twitcasting.
Esos teléfonos ya han hecho más ruido con sus coberturas que muchos medios brasileños. Cuando todas las portadas digitales de los periódicos y los telediarios aún se recreaban con los detalles de la llegada del papa a Río de Janeiro, Facebook y Twitter ardían con la detención de dos ninjas, acusados de “incitación a la violencia”, que grabaron su propio arresto. Las redes y esa retransmisión eran la manera de saber en ese momento qué ocurría frente al Palacio del Guanabara, sede del Gobierno Estatal, mientras el Papa Francisco era recibido por las autoridades de Brasil.
Fueron las grabaciones y la denuncia pública de los Ninja las que han llevado al Ministerio Público  a investigar si, como denunció el colectivo, policías militares infiltrados se dedican a encender las protestas con cócteles molotov “con la intención de deslegitimar las manifestaciones”, afirma Torturra. Precisamente el NYT alberga en uno de sus blogs una amplia relación de las imágenes, muchas de ellas grabadas por los Ninja, que cuestionarían esa infiltración de agentes en las manifestaciones.
La cobertura de los Ninja ha conseguido fieles, Caetano Veloso les elogió en una columna, pero también ha generado un intenso debate sobre las formas de hacer periodismo en un momento en el que miles de manifestantes cuestionan el poder y hegemonía de los medios tradicionales, en manos de cuatro familias de la élite brasileña.
“La escena de uno de los ninjas erguido en los brazos de los manifestantes frente a la comisaria es muy elocuente respecto a la representatividad que esos jóvenes están conquistando. Pero, por mucho que se reconozca el papel de ese periodismo de combate, es necesario moderar un poco el entusiasmo y dedicar un tiempo a la reflexión”, mantiene Sylvia Debossan, periodista y profesora de la Universidad Federal Fluminense en la web Observatorio de Prensa, un foro desde el que se juzga el trabajo de la prensa brasileña.
“Hay ejemplos notables de reportaje, como lo que ocurrió en la última manifestación [el día de la llegada del Papa], pero hay fallos evidentes y hasta una cierta ingenuidad, como ocurrió en la entrevista exclusiva al alcalde de Río, Eduardo Paes (PMDB), el pasado día 19”, continúa Debossan. La entrevista a Paes, aliado del Partido de los Trabajadores de la presidenta Dilma Rousseff, causó un gran alboroto y marcó un antes y un después para los ninjas. De la noche a la mañana, un político de alto nivel concedía una entrevista en exclusiva a una red de periodismo independiente a la que días antes no le permitieron participar una rueda de prensa del gobernador de Rio Sergio Cabral.
El convite de Paes les regalaba credibilidad –muchos medios se hicieron eco de la entrevista-, pero al mismo tiempo les colocó en un brete. Los Ninja que acudieron a la cita apenas tuvieron tiempo de prepararse las preguntas y el resultado fue, sin duda, más favorable para el político que para los entrevistadores. Hubo defensores, pero también una avalancha de críticas por haberse prestado a ese regalo envenenado que, al final, ha expuesto al colectivo, sus orígenes y sus intereses partidarios.
Los Ninja no surgen de la nada, son el brazo audiovisual y se financian a través del colectivo cultural Fora do Eixo (FdE), nacido en 2005 con la aspiración de alimentar la escena musical de ciudades fuera del eje Río-São Paulo. Su estructura, dicen, ya permite organizar 5.000 shows anuales en 200 ciudades, pero su éxito genera antipatías.
Los críticos, involucrados en el mundo del activismo en red y de las nuevas herramientas de comunicación, les acusan de ser un grupo apadrinado y hasta financiado por el PT de Rousseff; de contar con subvenciones de grandes empresas como Vale o Petrobras que estarían lejos de proteger intereses de izquierda –como los derechos de los indios o el medio ambiente- y de contar con una organización vertical que no encajaría con la horizontalidad de los movimientos sociales que impulsaron las protestas. Este periódico, sin embargo, no ha conseguido que ninguno de esos críticos acepte ser citado.
El líder de FdE Pablo Capilé niega que Vale y Petrobras financien la red e insiste en que el 95% de sus ingresos los genera su propia actividad cultural, el resto proviene de subvenciones públicas y participación del sector. “Vale invirtió en un evento, una vez, de los 30.000 que hemos hecho. Y de Petrobras hemos recibido unos 800.000 reales (354.000 dólares) que provienen de dos concursos público a los que todo el mundo puede presentarse”, defiende Capilé.
Respecto a sus intereses partidarios, no lo niega. Se relacionan con el PT y dialogan con otros partidos de izquierda, incluyendo Rede, la sigla con espíritu ecologista con la que Marina Silva competirá por la presidencia contra Rousseff. “Aquí todo el mundo tiene derecho a declarar con quien está. De la misma manera que no podemos criminalizar la inversión pública tampoco podemos criminalizar la implicación política. Los Ninja dejan muy claro la idea política que tienen de Brasil, no lo esconden”, afirma Capilé.

LA DESPENALIZACIÓN DEL CANNABIS »

La Cámara de Uruguay aprueba legalizar la marihuana

JOSÉ LUIS PARDO Montevideo 269
El proyecto de ley aún debe pasar por el Senado y regula producción, comercio y consumo del cannabis. Este es el primer país de América Latina en abandonar el prohibicionismo