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lunes, 29 de julio de 2013

Erich Priebke cumplió 100 años y hubo escraches en su contra

Erich Priebke, el comandante SS del ejército nazi que ejecutó 335 personas en las Fosas Ardeatinas de Roma en marzo de 1944, cumplió hoy 100 años en la misma ciudad, entre protestas para que pida disculpas y contra las condiciones en que cumple su condena, que muchos consideran muy benévolas. 

‘Una vergüenza, una desgracia‘, gritaban los manifestantes ante la puerta de la vivienda donde el ex oficial alemán cumple arresto domiciliario, mientras el nieto de Priebke trataba de ingresar con botellas de champagne, informó la agencia Euronews. 

Una asociación de familiares de algunas de las víctimas pidió al ex nazi que ‘encuentre el coraje de pedir perdón‘, pero Priebke jamás se declaró arrepentido por su papel en la masacre. 

Uno de los dirigentes judíos de Roma, Angelo Sermoneta, declaró a la BBC que ‘ni la Roma judía ni la ciudad en su conjunto pueden permitir que este personaje ande paseando por el barrio, haciendo sus compras o disfrutando de privilegios‘. 

‘Tiene 100 años‘, agregó Sermoneta, ‘no se trata de lastimarlo, de guillotinarlo, matarlo en la cámara de gas o la silla eléctrica. Solo pedimos que se quede en su casa y no se haga ver. Despierta en otros demasiados recuerdos del mal que hizo.‘ 

La comunidad judía de Roma está entre los más activos opositores a la condición en que está detenido el centenario ex nazi. 

Paradójicamente, en Italia recrudecen la xenofobia y el racismo. Funcionarios y dirigentes políticos de partidos que integran el gobierno llegaron a tratar de ‘orangután‘ a una ministra de origen africano. 

Priebke, antiguo capitán de las SS fue extraditado a Italia desde la Argentina, donde residía desde el fin de la Segunda Guerra Mundial como un respetado vecino de la ciudad rionegrina de Bariloche, después de que lo reconociera un reportero gráfico estadounidense. 

Interpelado en la calle por el periodista, Priebke, ataviado como un jubilado más, con saco gris y sombrero negro, se vuelve hacia la cámara para responder: ‘Sí, estuve allí. Eran órdenes emitidas desde el comando. Una orden era una orden y tuve que cumplirlas‘. 

Priebke vive hoy en un departamento del último piso de un edificio cercano al centro de Roma, en una calle tranquila. Dispone de una terraza, que sombrea una parra y cercan plantas de geranio. Bajo custodia, se le permite entrar y salir. 

Se lo ha visto hacer sus compras, pasear por un parque cercano o cenar con amigos en restaurantes de Roma. 

El abogado de Priebke y dueño del departamento donde vive, Paolo Giachini, resaltó que en 1995 su cliente había expresado ‘profunda solidaridad‘ con el dolor que sentían los parientes de las víctimas de la masacre, e hizo notar que ‘nuestro sistema judicial no toma en cuenta los pedidos de perdón‘. 

Los fusilamientos se cumplieron según órdenes del propio Adolfo Hitler, para vengar la muerte de 33 soldados alemanes, víctimas de una bomba callejera instalada en Roma por una partida de guerrilleros comunistas. 

Las represalias y los asesinatos masivos de civiles eran pan de todos los días en los territorios que se alzaban contra las tropas nazis de ocupación alemanas. La orden de Hitler era que en menos de 24 horas tenían que haber diez italianos muertos por cada soldado caído en el atentado. 

La redada incluyó pequeños contraventores o ciudadanos de convicciones antifascistas, y en las Fosas murieron también muchos judíos de Roma por el solo hecho de serlo.

Télam

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